Es una mujer deliciosa, sencilla, afectuosa, muy preparada, en fin todo lo que podemos imaginar a través de sus obras.
Primero hicimos una tertulia con sus alumnas, tomamos el té y luego apareció ella, muy elegante, vestida de negro, con un collar de perlas de dos vueltas y con su típico rodete como peinado. Nos saludó, dialogó con todas, luego se sentó a la cabecera de la gran mesa que ocupaba todo el largo del comedor y a nuestro grupo que eramos las visitas nos hizo ubicar a su derecha muy cerca de ella para poder charlar con nosotras.
Espontáneamente habló de sus libros, sobre todo de los de la saga de Los Osorio, de sus personajes tan entrañables y también nos dijo que la saga continua, que está escribiendo el quinto libro, nosotras le hicimos muchas preguntas y si fuera por ella hubiera seguido indefinidamente. Llegamos a las seis de la tarde y nos fuimos cerca de las ocho de la noche. Fue una experiencia inolvidable y que se va a repetir. Varias de sus alumnas están interesadas en incorporarse el año que viene a nuestro grupo de lectura y por lo menos una de ellas quiere hacer el viaje por el camino Real en noviembre.
Gracias Cristina por abrirnos las puertas de su casa.
Gracias Cristina por abrirnos las puertas de su casa.
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