Un poco de Historia

Nuestra Biblioteca “El Calicanto” y sus 37 años.

Resumen de la entrevista realizada por la Sra Noemí Magnaterra a dos de las señoras que iniciaron la labor: Alba Molina (izq.)
y Alicia Iturrez (der.)

Un grupo de señoras conocidas del barrio, jóvenes, ocupadas en la crianza y educación de sus hijos, tuvieron un sueño en común. Y no se quedaron en el sueño. Se ocuparon de hacerlo realidad, y así crearon una biblioteca circulante a la que le pusieron por nombre “El Calicanto”.
Así con muy poco, sin medios ni sitio donde asentarse, con la audacia que da el saber que lo que uno emprende será beneficioso para otros ,en agosto de 1977 comenzaron su labor.
Despacito, paso a paso, con la ayuda primero de unas pocas donaciones, -que se irían multiplicando- y de las socias que se fueron acercando, aportando su dinero y su trabajo, la biblioteca fue creciendo.
Cuando comenzaron, ninguna era bibliotecaria. Pero buscaron información, asesoramiento y aprendieron. Como los libros donados eran pocos, compraban libros de sus propios ahorros, los leían y escribían un comentario  en una ficha que colocaban en la última página del libro, y los incorporaban a la biblioteca.
Como no tenían una sede propia, funcionaron en una casa de familia, luego en otra, hasta que les dieron un lugarcito en el Hogar de la Empleada Monseñor D`Andrea.
Hasta que la señora Alba Molina, directora por entonces, de un colegio de nuestro medio, vio a estas señoras tan entusiasmadas con el tema de la biblioteca y que el material que había en la misma se complementaba con el ideal del colegio, la Biblioteca se trasladó al edificio del mismo.
Todos sabían que el hábito de la lectura estaba casi en desuso, pero desde la dirección, redoblaron los esfuerzos y motivaron a la comunidad escolar, a descubrir el mundo maravilloso que encerraban los libros.
Cuando el colegio se traslada a su nuevo edificio, la biblioteca va con él, hasta que con el tiempo la capacidad edilicia nos resultó pequeña, así es que la biblioteca vuelve a las casas de familia y continúa su existencia y desarrollo.
En el año 1997, surge un grupo de socias resueltas a ir por más.
Comenzaron a organizar charlas educativas, talleres de formación, conferencias, etc…, encontrando así un nuevo modo de generar fondos para la biblioteca. Y hasta consiguieron la personería jurídica. Desde entonces comenzó a llamarse  Centro Cultural La Cañada.
La historia de la Biblioteca “El Calicanto”, está llena de anécdotas, en esta oportunidad solo quisimos contarles algunas cosas, esas que demuestran que todo es posible cuando hay voluntad, esfuerzo y trabajo.
Para algunos tal vez esta sea la primera vez  que escuchen hablar de nosotros, los invitamos a conocernos, encontrar nuevo material de lectura, o quizás encuentren una agradable oportunidad de servir.

Luisita
Como la llamaban sus amigas, era de una sencillez y naturalidad  muy especial.
  
Su casa era de puertas abiertas para todos, familiares, amigos, conocidos, comensales casuales o de pensión completa.
Quiso vivir en el centro para que su casa fuese posta, pero lo que más lo hacía evidente era la presencia continua de sus nietos. Ellos la recuerdan  en las vacaciones en familia, haciendo de bañero, cuidándolos cuando se metían al agua, cebando mate y seguro que sugiriéndoles buenas lecturas.
Le interesaba el bien de las personas, por eso junto con varias amigas, organizó y puso en funcionamiento una biblioteca –“El Calicanto”- destinada a proporcionar ayuda al crecimiento intelectual.
La biblioteca desarrolló su labor en diversos lugares, y en su casa los libros también “se hospedaron”, hasta que llegó el Centro Cultural La Cañada, su actual ubicación.
Trabajar con ella era un placer, conocía el nombre de cada libro, sabía de su autor, del argumento y hasta el estante donde se encontraba. Si el interesado en sacar un libro se lo pedía, lo ayudaba a seleccionar la lectura.
El manejo prudente y ordenado de los ingresos de los socios permitió el acrecentamiento progresivo de su querida biblioteca y la adquisición de un local.
Mujer de una gran vocación cristiana, se preocupó de ayudar a otros para llevar adelante la vida matrimonial y sus familias.
Supo cultivar la amistad que con muchos compartió.
Cuando en su vida hubo dificultades y dolor, se fe recia la mantuvo serena, confiada, firme en sus valores, sin quejas, que reflejó también  durante su enfermedad.
Supo siempre aceptar la voluntad de Dios en forma ejemplar.
GRACIAS  LUISITA POR TU VALIOSO E INCOMPARABLE APORTE al Centro Cultural.

2 comentarios:

Hoja de Hierba dijo...

Hola : Luisita tenía la costumbre de poner en cada uno de los libros que iba ingresando al catalogo de la biblioteca una breve critica literaria que ayudaba a elegir al usuario un buen libro para leer. No la conocí personalmente, solo a través de su trabajo que me resultó lleno de buenas ideas llevadas a termino. Ana

MpereyraH dijo...

Mi abuela Luisa nos involucró a los nietos en su biblioteca.Yo de joven la ayudaba a reparar los libros que ella tanto mimaba y quería.Irgullosa de ella y de los que supieron seguir adelante con este hermoso proyecto.